No soy escritor, siempre me gustaron más los números. Es por eso que os voy a intentar transmitir mis sensaciones desde un punto de vista más gráfico y real como son las fotos.
Los raids siempre han sido para mí esa frontera entre mi deporte favorito (orientación a pié) y la aventura compartida (entre comillas). Nuestro socio Urbano nos ofrece año a año el poder disfrutar de una jornada especial en los pinares de su pueblo adoptado en una mezcla ordenada de deporte, naturaleza, competición y buen hacer de la organización.
En fin, gracias Urbano (y a sus amiguetes) por seguir currándotelo tan bien (no te las voy a volver a dar que se van a pensar que tenemos un rollito)
Mi compi (Miguel Berruezo) y yo salimos de Madrid el viernes noche para no ir con muchas prisas, se llega en dos horas, y aprovechamos para conocer un poco el pueblo y probar sus morcillas. Hicimos noche en el suelo duro, muy bien preparado.
Al día siguiente, sin prisas y teniendo que ir a desayunar al pueblo de al lado (mira que madrugan poco en estos pueblos) nos presentamos en la plaza de toros y empezamos a sentir el hormigueo de la competición. Aunque solo conocíamos a algunos orientadores venidos de Madrid la sensación de poder hacerlo bien se mantenía intacta (Pobres Inocentes).
Recogimos dorsales (con botella de vino de la Ribera) y nos preparamos, puesto que el Maestre pronto nos dio una charla dejándonos claro casi todo. Se prepara la salida con un recorrido urbano de unos 4 Km.
Como siempre, las salidas en masa se inician en estampida, pero la antigüedad que llevamos (sumamos más de 87 años entre los dos) nos permite tomárnoslo con calma y planificar un poco nuestra ruta urbana. Como orientadores experimentados eso hicimos y se nos dio bien. Poco a poco íbamos dejando atrás parejas que aparentemente estaban más fuertes que nosotros.
Hasta que llegamos al punto 7 y la liamos. Una extraña definición del mapa (según el mapa sería imposible llegar a la baliza en un verde 100%) nos obligó a modificar nuestra ruta incrementando en un par de minutos nuestro tiempo en la urbana. Dicho esto (para corregir el año que viene) también hay que reconocer la alta calidad y buena legibilidad del plano, al mismo nivel, si no más que muchas pruebas de liga nacional (Lo digo como cartógrafo de orientación aficionado desde hace 20 años).
Desconozco es si todos los años se hace la subida al toro de Osborne cual romería festiva. Menuda cuesta. Tras acabar el tramo urbano nos presentamos en la plaza de toros sin tiempo de valorar en qué posición íbamos (Los terceros creo). Cogimos los planos y empezamos a planear nuestra táctica. Algo falló, porque más de diez parejas nos adelantaron en ese intervalo. Creo que perdimos demasiado tiempo en una planificación que siendo importante, luego siempre se ve modificada. Esto unido a que carecíamos de la experiencia de años anteriores supuso una pérdida de tiempo no muy importante, pero como todas, innecesaria.
Una vez sobre nuestras burras (nunca mejor dicho) yo ya me sentía mucho mejor. La orientación en bici es más sencilla que a pié, los caminos por estas tierras son bastante ciclables y el tiempo acompañaba con sus nubes y temperatura. Pero…. mi compi Miguel, que iba más flojo que yo (todavía) era el que marcaba el ritmo. Yo quería tirar pero……. A la larga se demostró que gracias a ese ritmo más bajo pudimos acabar la carrera.
Una vez con las piernas ya calentitas, la cosa iba mejor. Aunque al ser nuestra primera vez, íbamos dando bandazos, modificando continuamente nuestra estrategia (creo que la experiencia de otros años te ayuda a cuantificar mejor tus capacidades y ceñirte más a tu estrategia inicial). Por fin llegamos a las piraguas. Mira que es difícil llevarlas rectas. Lo que siempre te queda la duda es si tu compañero se esfuerza tanto como tú a darle a la pala (Perdona Miguel).
Tras un buen repostaje a la vuelta del recorrido en el agua (hay que reconocer que nunca he visto tanto dispendio) volvimos a las bicis. Entre encina y encina nos cruzábamos con otros raideros. Buen ambiente.
De nuevo en marcha pasamos por el pueblo y aprovechando que no había nadie serrando, paramos y nos pusimos a ello. Debemos ser un poco de pueblo, porque se nos dio bien. Sobre todo gracias a un abuelito que nos dio un cursillo rápido (cuantas horas habrá echado ese hombre). Y no digamos nada de la organización, que chavales más majos…. Y la gente del pueblo…. Estupendo, vaya animación, nos sentimos unas stars por unos minutos (como si estuviéramos haciendo algo importante…)
De nuevo en ruta y tras comernos un par de puntitos a pié en el estrecho (Urbano ¿no los podrías haber subido un poco más? Mis gemelos siempre te estarán agradecidos), llegamos a la prueba de la cuesta. Mi compi me cedió amablemente el testigo. Pensando que iba a ser mas difícil llegamos a los 50 y al levantar la cabeza….. Pues eso, para que molestarse vámonos de vuelta.
Ahora el paisaje cambia, llegan los pinares, los que da gusto ver (me recuerdan a los de Hontoria en los viejos tiempos en que allí se organizaban pruebas de liga nacional). La verdad es que los caminos estaban muy bien y el plano (a falta del detalle del grosor de los caminos) acompañaba. Reitero la buena calidad del mapa, que sorprende si tenemos en cuenta que es el primer plano de Urbano.
Llega el mejor rato de la prueba, donde todavía no estamos reventados, el paisaje es muy grato y rodamos sin complicaciones. Algunos puntos un poco más técnicos nos dieron ligera ventaja, pero sin bajar la guardia.. La cueva se las traía!!!!
Una nueva metedura de pata. Decidimos hacer dos puntos que nos obligaban a dejar la bici. Muchos puntos pero a costa de mucho tiempo y de un esfuerzo extra a pié.
Valorando a posteriori (que fácil ¿verdad?) creo que no mereció la pena. Las fuerzas empezaban a flaquear, ya llevábamos 4 horas dándole y a pesar de ir reponiendo poco a poco no estábamos acostumbrados. No obstante todavía lo estábamos disfrutando. Mi compi se portó como un jabato y a pesar de no tener ni bici (iba de prestado) aguantó estupendamente.
Nos acercamos a la última prueba, la escalada. Y por no esperar cogimos la vía de la derecha. Vaya tela. De fácil no tuvo nada. No soy un experto, pero hubo un pasito que……. En cualquier caso, prueba superada. Ya sólo nos quedaba la vuelta. Y anda que no se nos hizo larga.
Para remate nos sobraban unos minutillos y decidimos meternos en el otro estrecho, donde había un par de puntos a pié.
El paisaje muy bonito, lo malo fue el que estaba en lo alto de la ladera (gracias de nuevo Urbano…), de ése me voy a acordar para el año que viene. Pero esto es lo que hay.
Un último esfuerzo, con un poco de viento en contra y mi compañero y yo, nos plantamos en la meta. Por fin!!!!!
Tras un corto periodo de tiempo recuperando, nos fuimos a la piscina a ducharnos. Ahora tocaba elegir entre en baño calentito en la piscina o una fría cerveza en el bar de la pisci. Tras ver lo que les costaba meterse a los bañistas, decidimos probar la cerveza burgalesa.
Y para terminar, pudimos disfrutar de la comida que este estupendo club nos ofreció. La cerveza no faltó (la comida tampoco). Fue una comida agradable en la que compartimos opiniones con otros equipos a la vez que seguían entrando las cervezas. Nos sentimos un poco culpables, porque toda la mesa debía estar llena de deportistas que no bebían.
Finalizaron los actos con la entrega de los premios. Al final, los Martínez se llevaron el gato al agua. Merecida victoria. Al menos me queda el consuelo de que al padre le ganamos de vez en cuando en orientación a pié. (jajaja)
La valoración final de nuestro recorrido; pues que los que venimos de la orientación pura queremos hacer todos los puntos del plano y este tipo de prueba te obliga a hacer estrategias, pero te puede engañar si tu forma física no es buena. El recorrido es exigente, son 6 horas dale que te pego. Mentiría si dijera que los que han participado años anteriores no tienen ventaja (sabe el diablo mas por viejo que por diablo), pero seguro que en 2013, los comelobos se inventan algo para despistarnos. Consejo, no corras mucho al principio, en la urbana. Mantén cabeza fría, ritmo constante y disfruta de la prueba, porque de verdad, no vayas a ganar, vete a disfrutar.
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