"Este condenado deporte me ha ofrecido su cara más amable.
Muchas gracias por todas las felicitaciones en los mails, y es que realmente es algo que hace tocar techo a uno (ya hemos tocado el infierno en otras ocasiones, no os creáis).
Un coctel de carrera cuasi perfecta en la clasificatoria del sprint, donde me sentí mejor que nunca, un puesto 5º por la cola para salir en la final, una dosis de suerte de que saliera Allan Mogesen (campeón del mundo y de los mejores hace unos años) detrás de mí, de que fuéramos juntos la mitad de la carrera porque me pilló, una dosis de sufrimiento ENORME para no perderle el culo pero sabiendo por donde vas, que esto en las finales es así, para los que no lo sepan.
Todo ello hace ese coctel con el que me he encontrado y me ha hecho tocar el cielo. Lloré, porque nunca haciendo deporte había sentido nada igual. No me lo creía (si me sacan un minuto en la sprint, me ganarán unos 6 ó 7). Hubiera firmado estar entre los 10 primeros antes de salir en la final. Pero, repito lo del coctel y de que el Allan nos sacara a todos más de 1´ Pero Ferrán ya me dijo: "Que no, tío, que son las listas definitivas" Yo creía que faltaban los tres que salían últimos"
Ninguna victoria está exenta de suerte pero la suerte no hace a un campeón. Alberto ya nos ha demostrado muchas veces lo que significa luchar y sacrificarse para estar ahí, en esos momentos en los que todo se conjuga y aparece la victoria. A los ojos de cualquiera que no conozca el deporte competitivo permanecen invisibles las numerosas ocasiones en las que también el azar te roba la satisfacción de la victoria, la cantidad de "casis" necesarios para llegar a levantar los brazos.
Una enorme victoria
Bravo Alberto
lunes, 7 de julio de 2008
Así se vivio la sprint del WMOC en H40
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